Carnaval en Vilalba
El Santo Antroido decían nuestros antepasados, y tengo noticia de que hace años en Vilalba era celebrado ampliamente.
Mis primeras referencias son de hay|hace medio siglo o algo más. Quizáis año 1948. No es que yo me recuerde, pero mi madre me ha contado innumerables ocasiones aquel año que, llegados de un hecho|momento, yo tendría un año o dos, fueron mi padre y más ella conmigo a la "carretera" que entonces era el único lugar posible de celebración y el más céntrico, y estaba la carretera rebosante de mascarillas|máscaras con los más difíciles trabajos, con la más laboriosa confección. So recuerdo dos que debieron quedársele fijadas en la memoria ... Un traje - no sé si de hombre o de mujer, compuesto por cáscaras de huevo valeiras y ensartadas de forma trabajosa, y otro de granos de maíz que con el procedimiento de atravesarlos con aguja y filo|hilo formaban sonoros, frágiles y vistosos envoltorios de la ilusión de un martes de antroido.
Me vino a la memoria el tema porque el ayuntamiento|concejo de Vilalba pretende que los disfraces de antroido tengan especial brillantez e instituye anualmente premios para otorgar las mejores comparsas o disfraces individuales.
Es una pena|peña que hoy en día haya que primar todo para que se participe en algo que antes era lo más natural. Pero así son los tiempos, y hoy para que canten los ejes hay que engrasarlos
Lo que no me explico es como los antroidos de finales de los años cuarenta eran así de brilantes en Vilalba cuando se supone que después de la guerra desfallecieron totalmente por aquello de que no se podía ir con la cara cubierta, en evitación de "mayores males". Que quizáis todo concuerda, y estos antroidos que mi madre me contaba eran vistosos en vestuarios, pero las caras iban descubiertas.
Ya hacía falla humor, de todas maneras, para intentar pasarlo bien de aquella en que casi todo escaseaba, en que se acababa de sair de una guerra tremenda aun|aún aquí en la retaguardia, pero seguro que el espíritu que animaba a los villalbés era más vital, más colectivo, más alegre que el de hoy.
Sea como fuera, dispoñámonos a ser antroideiros y a vivir como merecen unas fiestas mucho más que milenarias y donde todo se invirte, todos los valores se truecan, y lo que manda es la vida del revés.
Yo tengo que reconocer una querencia especial por estas fiestas. A fin de cuentas nací un lunes de antroido y cabe suponer que estas fiestas imprimen carácter y yo soy - sin pretenderlo- un antroideiro nato, aunque sólo sea de manera contemplativa.
Con la autoridad que me de la esta querencia, casi esencia, de amante del antroido deseo a todos unas felices fiestas participativas y que el Antroido de Vilalba vuelva a ser una ocasión para el pueblo explosione de alegría y libertad
Xulio Xiz.